1. Necesitamos vivir en la esfera de la fe. Nuestra vida diaria, incluso si no eres colportor, puede ser vivida en la esfera de la fe. ¿Cuál es el secreto? Amar la palabra profética y creer que esta palabra viene de Dios y satisface nuestras necesidades hoy. Por eso, me sumerjo y ejercito mi espíritu con la palabra. Esta palabra agita mi mente y se renueva, abriendo la puerta para entrar en mi alma y mi vida comienza a cambiar.
2. En el pasado, la edificación se entendía de manera tan teórica por nosotros: servir juntos, negar la vida del alma y aprender a construir juntos. Hoy es más práctico: palabra profética, inmersión en la palabra y presión para practicar la palabra. En ese momento surge la experiencia del amor.
3. ¿El Señor puede contar contigo? No dejes que el fuego del espíritu se apague dentro de ti. Sumerjámonos en la Palabra día tras día y seamos obedientes. Así, estaremos sumergidos en el amor. Cuando se complete nuestra obediencia, el Señor estará listo para castigar toda desobediencia, es decir, podrá regresar y entraremos en el reino milenario para gobernar con Cristo durante mil años.