- Un mensaje para todas las iglesias: el ánimo para que todos sean padres y madres en las iglesias, cuidando a las personas como hijos Muchos han entrado a las Centrales de Acogimiento por los Códigos QR que se encuentran en nuestros libros. Estas personas necesitan ser ayudadas y cuidadas por padres y madres en las iglesias, hermanos y hermanas que sean perfeccionados para servir en las redes de cuidado. No seas una persona que no tiene a nadie a quien cuidar. Si el Señor, cuando venga, nos encuentra alimentando a nuestros consiervos, seremos considerados vencedores. (Mateo 24:45-47)
2. Hay hermanos preciosos que están ocupados con su trabajo, con sus asuntos, sus familias y siendo absorbidos por el mundo, dejando de reunirse y de estar cerca de la Palabra. Necesitamos aprovechar esta palabra acerca de Apocalipsis 2 y 3 y ubicarnos en cuanto a la cercanía del regreso del Señor. Vamos a buscar a estos ¡Cuánta inversión ya se ha hecho en cada uno de nosotros! ¡Hemos recibido la visión de la iglesia! Hagamos un gran barrido para buscar a estos hermanos, alertando a todos por el GPS de la Palabra. Después de un largo viaje, estamos cerca del final. Vale la pena pagar el precio para, después de haber nadado tanto, no morir en la playa. (Hebreos 10:25; Apocalipsis 3:13)
3.La primera advertencia es el riesgo de perder nuestro primer amor. Cuando esto ocurre, perdemos el testimonio del candelabro, es decir, la realidad de la función de la iglesia de brillar en cada ¿Cómo mantenemos nuestro amor fresco y loco por el Señor? La fuente de suministro para el amor es la Palabra. Mantenemos el primer amor sin perder nunca nuestro amor reverente por la Palabra. La palabra es el factor principal para mantenernos en el mejor amor. No perdamos nuestro primer amor. Queremos amar al Señor como nunca. (Apocalipsis 2:4; Juan 15:10; Isaías 66:1-2 KJA)
4. El Señor quiere una iglesia como la realidad del reino de los cielos y no una organización religiosa. El reino de los cielos está formado por gente sencilla. Hay personas que están llenas de doctrinas y conceptos en sus pensamientos que los hacen complicados e irreductibles. Por lo tanto, si no nos convertimos como niños, no podremos entrar en el reino de los cielos. Humillémonos y arrepintámonos de nuestras complicaciones. Arrepentirnos de vivir por nuestra capacidad, nuestro propio conocimiento y Ha llegado el momento de ser como un niño ante el Señor. (Isaías 66:2 KJA; Mateo 5:3; 18:3)