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INMERSIÓN DIARIA Martes | M03. Las Obras de la “Profetisa” Jezabel
Dios ya había presentado la manera de obtener un pueblo santo, que es oír y guardar Su Palabra atentamente. Toda nuestra familia necesita oír y guardar la palabra del Señor. No escuches demasiadas cosas ni pienses que la Palabra de Dios es una opinión más o alternativa. Sólo tenemos al Señor y lo que Él habla es una orden. Debemos seguir y obedecer Su Palabra (Deuteronomio 6:3-4; Isaías 66:2 KJA; 1 Samuel 15:22).
¿Quieres ser parte del pueblo de Dios? Tienes que amarlo con todo tu corazón, alma y fuerza. Cuando nos convertimos, vivíamos en una luna de miel con el Señor y luego nos fuimos enfriando. ¿Cómo mantener el mejor amor? “Estas Palabras que les mando hoy estarán en su corazón.” La misma Palabra del Señor nos da poder y la capacidad de amarlo (Deuteronomio 6:5-6; 1 Juan 4:19-21; Juan 14:15; Salmo 119:11).
La iglesia en Éfeso marchaba muy bien delante de Dios, pero fue reprendida por abandonar el primer amor. ¿Y cómo no caer en este error? Grabando (inculcando) la Palabra en nuestros corazones. Nuestro corazón es una tabla de carne para que Dios pueda inscribir, grabar. Durante todos estos siglos, el pueblo de Israel pensó que podía cumplir la Palabra de Dios, pero es la Palabra misma la que nos da el poder y la fuerza para guardarla (Apocalipsis 2:2-4; Deuteronomio 6:7; Éxodo 19:8; Ezequiel 36:26-27).
La palabra que sale de la boca de Dios no es mera poesía o filosofía, sino que tiene como objetivo producir algo práctico. Aunque tenemos la Biblia, siempre necesitamos escuchar la palabra que sale de la boca de Dios hoy, porque no volverá vacía, sino que hará lo que Le agrada al Señor, hará Su voluntad y prosperará en aquello para lo que fue designada. (Isaías 55:8-11). (Alimento Diario, Libro 2, Semana 3, Martes, p. 43)