INMERSIÓN DIARIA Lunes | M08. Carta a la iglesia en Sardis

  1. ¡Qué privilegio! Podemos presenciar la era final del Apocalipsis y presentarnos como trabajadores de la última hora para traer al Señor de vuelta. Tenemos dos misiones: edificar la iglesia, tejiendo un tejido de amor que permanecerá por toda la eternidad y predicar el evangelio del reino en toda la tierra habitada para testimonio de todas las naciones. Solo así vendrá el fin. Eso es, porque la iglesia en Filadelfia ama la venida del Señor. (Mateo 16:18; 24:14; Efesios 4:11-16; Apocalipsis 3:11; 2 Timoteo 4:8)
  1. Por un lado, necesitamos de un ejército predicando el evangelio del reino en las calles. Por otro lado, necesitamos transformar el resultado de la predicación, en personas que viven juntamente con nosotros la vida de la iglesia para luchar por el reino del Señor. Necesitamos de los colportores, de la central de acogimiento y la red de cuidado en las iglesias, para cuidar de las personas (Mateo 24:45-47; Lucas 10:33- 35)
  1. El Señor que aparece a la iglesia en Sardis tiene los Siete Espíritus de Dios y las siete estrellas en sus Quien es capaz de hacer la obra de Dios es el Espíritu, y no la capacidad, organización, experiencia o conocimiento bíblico de los hombres. La obra de edificación de la iglesia es hecha por el Espíritu. (Zacarías 4:6; 2 Corintios 3:5-6)
  1. “Este es el compromiso que nos mueve en la guerra espiritual que libramos en la calle, abordando a las personas con “¿Puedo orar por usted?”, predicando el evangelio y entregando libros que hablan del evangelio del reino. Nuestro objetivo es, primero, traer a las personas a la iglesia, a fin de que sean curadas; segundo, como Pablo, darles un cuidado individual para que también sirvan al Señor.” (Alimento Diario, Libro 3, Semana 4, lunes, 58)

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