- Después de recibir toda autoridad en el cielo y en la tierra, el Señor dijo: “Id”. No se trata de quedarse quieto. Jesús dice: “Tengo pies de siervo, y hasta que no se acabe el servicio, hasta que no se acabe el tiempo, no podemos descansar. Ahora es el momento de ir” (Mateo 28:19-20; Ezequiel 1:5-7; Apocalipsis 1:13-15).
- Cuando la Iglesia sea edificada, no habrá nada que pueda ir en contra de la voluntad de Dios y el encabezamiento de Cristo. A través de nuestra obediencia, Dios castigará toda desobediencia. Nuestro Señor Jesús está comprometido con esto. Los cuatro seres vivientes, que son Cristo y la Iglesia que coopera con Él, hacen este trabajo. (Mateo 16:18).
- El Señor está sentado a la diestra de Dios, pero cuando la Iglesia actúa bajo el comando de Cristo para hacer la obra de Dios, Cristo desciende y coopera con la Iglesia en esa obra y confirma la palabra mediante señales. (Marcos 16:15-19).
- “El árbol de la vida produce doce frutos, dando su fruto de mes en mes. El fruto aquí es la obra de Dios, el cumplimiento de Su voluntad. Este es el fruto que Dios quiere obtener en nosotros. No es obra de nuestras manos, sino el resultado de disfrutar del río de la gracia, de la palabra profética y de la inmersión en la palabra” (Alimento diario, Libro 5, Semana 4, miércoles, pág. 64).