INMERSIÓN DIARIA Lunes | M.05 . La Vida Estaba en la Palabra y la Vida era la Luz de los Hombres

  1. La Palabra es Dios. Por lo tanto, no solo trae los pensamientos de Dios, sino Él mismo a nosotros. Cristo es la Palabra de vida, y también es la vida eterna misma que estaba con el Padre y se nos manifestó. Cristo no sólo es la Palabra que comunica la vida de Dios al hombre, sino que Él mismo es la vida eterna que el hombre recibe a través de la Palabra (Juan 1:1-4; 1 Juan 1:1-2). 
  1. Así como la sangre que fluye en nuestros vasos sanguíneos y nos mantiene vivos, la vida divina se transmite a todos los miembros del Cuerpo de Cristo a través de la Palabra. Por medio de ella, recibimos alimento y oxígeno para vivir y funcionar en la iglesia, a fin de que Dios pueda cumplir Su voluntad de hacer que Cristo encabece todas las cosas (Génesis 9:4-5; Juan 6:53-54, 57, 63; Efesios 1:9-10). 
  1. Muchos piensan que la palabra de la Biblia como doctrina es vida, pero si no circula en el Cuerpo, se convertirá en muerte. La palabra profética debe circular entre los miembros del Cuerpo de Cristo. Si hay demasiada palabra estancada, ella se convierte en mero conocimiento que mata. La inmersión en la Palabra, hablando entre nosotros, hace que circule entre los miembros del Cuerpo. Una doctrina muerta no trae circulación de vida, pero la Palabra como vida eterna nos hace activos y fructíferos por la voluntad de Dios (Juan 6:63; 2 Corintios 3:6; Efesios 5:18-19; Colosenses 3:16).                                                                                                                                                                                   
  2. La iglesia en Filadelfia tiene poca fuerza, pero el Señor es quien está al frente, y ella tiene la llave de David, que abre y nadie cierra. Simplemente guardamos la palabra del Señor y no negamos Su nombre. Es la palabra la que hace la obra de Dios. Tenemos la Biblia en las manos, en cada época, Dios tiene Su hablar específico, y Él continúa hoy hablando con nosotros de manera viva, mediante la palabra profética (Alimento diario, Libro 6, Semana 2, Lunes, Pág. 24).

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