INMERSIÓN DIARIA Domingo | M.12 . La vida estaba en la palabra y la vida era la luz de los hombres

  1. Los cónyuges tienen muchas expectativas y sueños con relación al matrimonio, pero, fuera del propósito original de Dios, es como un vino que se acaba. Por eso, siempre invite a Jesús y a Sus discípulos a su matrimonio, para que él tenga sentido y cumpla su objetivo: hacer la voluntad de Dios. Cuando el vino se acaba, cuando somos llevados al límite, Jesús comienza a actuar (Génesis 1:26-28; 2:18 ,23-24; Efesios 1:9-10; Mateo 24:38-39; Lucas 17:29-30; Mateo 12:50; Juan 2:1- 11; 2 Timoteo 3:10)
  1. No debemos acomodarnos en nuestra vieja estructura en el servicio al Señor sin dar total atención a la palabra viva que sale de la boca de Dios y seguir con sencillez, dando libertad al Espíritu de hacer milagros y señales, totalmente fuera de nuestra mente convencional (Juan 2:2-12).
  1. Jesús y sus discípulos fueron invitados a las bodas de Caná en Galilea. En la práctica, invitar a Jesús hoy es llevar la palabra profética a nuestra vida personal, familiar y de iglesia. Invitar a los discípulos es pedir ayuda a los hermanos que pueden ayudarnos a practicar la palabra profética. A través de la inmersión y la práctica de la palabra, la vida circulará entre nosotros y el “vino” no terminará. El gozo y la satisfacción serán reales y permanentes (Juan 2:1-2; Proverbios 29:18).
  1. “Hoy no estamos solos, somos cómplices unos con otros en el Cuerpo. No luchamos por un ministerio, sino para que la voluntad de Dios sea hecha, que la iglesia edificada llegue a ser el reino de Dios restablecido en la tierra” (Alimento diario, Libro 3, Semana 6, domingo, p. 104).

 

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