- Juan el Bautista no abandonó la escena cuando debía, y así comenzó a competir con Jesús cuando insistió en continuar bautizando en la misma región. El Evangelio de Juan enfatiza acerca de él que esto ocurrió cuando: “aún no había sido encarcelado”. Quienquiera que obstaculice el ministerio de Jesús tarde o temprano puede terminar encarcelado (Juan 3:22-24).
- Cualquiera de nosotros, aunque hemos sido muy utilizados en el pasado, corremos el riesgo de aferrarnos a la popularidad, al alto concepto y a los seguidores conquistados, perdiendo la simplicidad de seguir al Espíritu en nuevas direcciones y dispensaciones. Aunque hemos sido usados mucho en el pasado, cuando el Señor cambia Su forma de obrar y da una nueva dirección, el apego a la popularidad puede ser muy perjudicial (Mateo 16:24).
- Necesitamos renovarnos para esta nueva fase a la que el Señor nos está introduciendo. Un vino nuevo, debido a que tiene mucho poder de fermentación, necesita ser colocado en un odre nuevo, porque los odres viejos no soportan la fermentación del vino nuevo y terminan estallando. ¡Necesitamos ser odres nuevos para recibir el encargo actual del Señor! (Mateo 9:14-17).
- “En el hombre nuevo, no hay ninguna separación, sino que Cristo es todo en todos (Colosenses 3:11). Dios, con su palabra, quiere llenarnos Consigo mismo, llenar el Cuerpo de Cristo con Cristo mismo, hasta que Él sea todo en todos. Por eso hemos practicado la inmersión en la palabra.” (Alimento diario, Libro 3, Semana 8, Jueves, p. 131).