- Somos la multiplicación, la expansión del grano de trigo que murió. Por eso la iglesia no es una organización humana, sino un aumento de Cristo. A esta obra, Juan el Bautista no pudo contribuir; sólo Cristo puede generar la iglesia haciendo crecer la vida de Dios en ella (Juan 12:24).
- Hay personas que, aun recibiendo la palabra que trae vida, no la entienden y la desprecian, esto sucede porque sus corazones están endurecidos. Juan el Bautista podría haber sido sanado, pero debido a que permaneció tan endurecido en su corazón, el Señor necesitaba sacarlo de escena, su ministerio no necesitaba terminar así (Mateo 11: 2-6; 13: 14-17).
- Jesús ordenó a los discípulos que anunciaran a Juan lo que estaba sucediendo: ¡Ven y ve! Cuando dejamos de seguir a Jesús de cerca, dejando ir la palabra profética y todo lo que el Señor está haciendo, nuestros corazones pueden endurecerse. Cuando esto sucede, cualquier cosa, incluso un pequeño detalle, es motivo de tropiezo (Mateo 11: 4-6).
- “Por la fe tenemos acceso a los bienes espirituales en Cristo, las bendiciones espirituales en los lugares celestiales, y el resultado es conocer el amor de Dios, que excede a todo conocimiento. Cuando, por fe, accedemos a bendiciones espirituales en los lugares celestiales, recibimos el fluir del río de la gracia. Cuando el río fluye hacia nosotros, lo que recibimos es amor, es Cristo mismo”. (Alimento Diario, Libro 3, Semana 8, sábado, p. 135