- La religión no tiene nada que ver con la realidad espiritual. Incluso en la Iglesia, algunos pueden estar camuflados por la posición lograda a lo largo de los años, por la elocuencia o el conocimiento bíblico. Sin embargo, tu falsa espiritualidad puede estar oculta en tu apariencia espiritual y en tus discursos. ¡No te engañes! (Juan 4:21; 1 Timoteo 1:6-7).
- Jesús le dijo a Nicodemo que todos los que son nacidos del Espíritu, espíritu es, y todos los que nacieron de lo alto, del Espíritu, han entrado en el reino de Dios, estando bajo Su dominio y gobierno, y deben seguir la orden del Espíritu, la dirección del viento. Hoy, no tenemos libertad de nuestra dirección, vamos a dónde va el Espíritu, porque estamos en el reino de Dios, y nacemos del Espíritu. (Juan 3:5-6, 8; 4:21-24).
- Nuestra verdadera unidad es la del Espíritu. Cuando estamos en el espíritu, adorando al Señor, siguiendo la dirección del Espíritu, regocijándonos en Él y bebiendo del agua viva, como ha sido el caso hoy, estamos verdaderamente adorando a Dios. (Éxodo 3:2; 2 Corintios 3:5).
- Cuando Cristo viene, Él trae a Dios a nosotros a través de la Palabra. Por eso es importante que Cristo nos hable. El hablar transmite a Dios, y la palabra profética trae a Dios mismo a nosotros. Necesitamos amar la Palabra de vida. Esta Palabra que nos coloca dentro de la comunión del Cuerpo, y esa comunión es a través del apóstol, y la comunión con el apóstol Juan era la comunión con el Padre y Su Hijo Jesucristo (Juan 4:25- 26).