- Nuestra predicación del evangelio no es por interés propio, sino por amor a las personas. Es una reacción espontánea de la vida que hemos recibido. No podemos asentarnos entre cuatro paredes y permanecer insensibles a la llamada de la vida reproductiva, que está dentro de nosotros, y quiere dar vida a los demás, una fuente que brote hasta la vida eterna. (Juan 4:21; 1 Timoteo 1:6-7).
- Segar significa cosechar el fruto de la siembra, que es hacer la obra final de predicación el evangelio del reino, para que venga el fin. Somos los trabajadores de la última hora. Durante veinte siglos, muchos han predicado el evangelio, ahora nos toca a nosotros cosechar. No se trata solamente de predicar el evangelio para sacar a la gente del infierno; sino el evangelio del reino, para que la gente pueda tener un vivir de iglesia, siendo encabezadas por Cristo, juntamente con nosotros. Cosecharemos lo que no hemos sembrado y edificaremos el Cuerpo de Cristo. (Juan 4:35-38; Mateo 24:14).
- Si usted es uno de esos que están cuidando de aquellos a quienes el Señor ha confiado, proveyéndoles sustento en el momento adecuado, tengan la seguridad de que cuando el Señor regrese, Él les confiará todas sus posesiones. Por lo tanto, uno es un sembrador y el otro es un segador. El Señor nos ha enviado a cosechar lo que no hemos sembrado. Otros trabajaron y nosotros nos unimos a su trabajo. En el siglo XXI, en la historia de la iglesia, muchos han sembrado, y hoy, a la hora undécima, vamos a recoger la cosecha. Yo quiero ser uno de esos segadores. Recojamos la cosecha y traigamos de vuelta al Señor. (Juan 4:35-38; Mateo 24:45- 47).
- “En esta recta final, no puede haber lugar entre nosotros para la ambición, la envidia, los celos y la contienda. Incluso si tenemos debilidades, tenemos que soportarnos unos a otros. Si no tenemos cuidado, daremos pasos hacia atrás, cuando deberíamos andar hacia adelante, cohesionados, apoyándonos y orando los unos por los otros. Que nuestra unidad y compañerismo aumenten cada vez más para que nadie se quede en el camino. (El que tenga oídos, que oiga. —Lecciones de Pérgamo y Tiatira, pág. 34).