- Cualquier cosa que alguien diga contra Dios y contra toda autoridad establecida, Él mismo lo juzgará. ¡Nada quedará impune! (Judas 14-15; Gálatas 6:7; 2 Corintios 5:10).
- Debemos tener cuidado de no caer en una vida de murmuración, con un corazón descontento y buscando nuestro propio interés. ¡La palabra de Dios debe ser nuestro vivir! (Judas 16)
- Recordemos siempre la palabra profética. Que seamos edificados en nuestra fe, orando en el Espíritu Santo y siendo guardados en el amor de Dios. ¡Esa es nuestra esperanza! (Judas 17-25).
- “¿Te sientes privilegiado de vivir en el final de la era de la Iglesia? Estamos en la recta final. ¡Traigamos el reino de Dios a la tierra! Sigamos haciendo la obra que el Señor nos ha encomendado, llevar el evangelio del reino a todos los rincones de la tierra, bendiciendo a las personas con oraciones y difundiendo la palabra impresa, a fin de que tengan la oportunidad de volverse vencedores con nosotros. ¡Amén! (¡El que tiene oído, oiga! — Lecciones de Pérgamo y Tiatira, pág. 95).