- Jesús, como el grano de trigo, murió y resucitó para producir muchos frutos. En Cristo somos un solo pan, un solo cuerpo. ¡Aleluya! (Juan 12:24; 1 Corintios 10:17).
- La comida física tiene un límite, pero la comida espiritual no tiene límite. En la casa del Señor hay abundancia, podemos comer hasta saciarnos. ¡Así que valoremos la palabra profética que hemos recibido! (Juan 6:10-13; Salmo 36:8).
- Necesitamos alimento físico para vivir, pero también necesitamos del alimento que nos llevará a la vida eterna. Buscamos el pan que nos da la vida eterna: ¡Cristo Jesús, nuestro Señor! (Juan 6:60-68).
- “Si miramos las cosas desde aquí abajo, sólo veremos problemas, oposición, ataques del enemigo, sufrimiento. El Señor quiere llevarnos hacia arriba para hacernos ver las cosas desde lo alto, como Él las ve. Nos invita: “Sube aquí”. Elevémonos sobre las alas del águila y entremos en los escritos de Juan para ver las cosas de lo alto“. (Alimento Diario, Libro 1, Semana 1, Domingo, pág. 23)