- Podemos perderlo todo, pero no nuestro derecho de primogenitura. Debemos luchar por los intereses celestiales, por el reino, por la venida de Dios. Todos necesitamos cooperar para acortar los días para el regreso del Señor. (Mateo 6:33, Hebreos 12:16,17, Mateo 11:12).
- El Santo de Israel es el Señor de los ejércitos. Necesita un ejército para tomar posesión de la tierra. Después de que Dios le mostró a Abraham la tierra que iba a poseer, él todavía no tenía posesión sobre ella. ¡Para conquistarla, Dios necesita un ejército! Toda la iglesia forma este gran ejército para luchar por esta tierra prometida, porque Satanás tratará de detenernos a toda costa. (Isaías 54:5; Salmos 110,3)
- La tierra no es necesariamente una tierra física, es el corazón de los hombres. La semilla, que es la palabra, debe caer en el corazón de las personas. No tiene sentido conquistar una ciudad donde no hay habitantes, ¡porque nuestro objetivo es ganar personas! ¡Salgamos a las calles a predicar el evangelio para traer personas al Señor! Queremos sembrar la semilla de la vida en sus corazones. (Lucas 8:11; 1 Pedro 1:23.)
- No predicamos simplemente para decir: “Si crees en Jesús, irás al cielo. Si crees en Jesús, evitarás el infierno e irás al paraíso”. ¡No! El evangelio que predicamos es: “Si crees en Jesús, serás gobernado por Él”. (Alimento Diario, Libro 1, Semana 3, viernes, p. 50)