INMERSIÓN DIARIA Martes | Mensaje 10 – De Oriente para Occidente

 

  1. Aprovechemos bien la palabra que Dios nos da, haciendo en ella, la inmersión, transcribiéndola y escuchándola sin cesar. Así, poco a poco, la palabra será inculcada en nosotros, causando un gran efecto: convirtiéndonos en una Iglesia feliz, agradable y gozosa (Deuteronomio 6:1-9; Efesios 3:17; Colosenses 3:16).
  1. Quiero hacer una apelación: no seamos superficiales en la experiencia con la Palabra. Profundicemos en ella, por la inmersión profunda y refinada. Siempre debemos ir a la presencia de Dios y preguntar: “Señor, ¿cuál es Su sentimiento en esta palabra? ¿Qué quieres hablar conmigo? Nótese que no se trata de una profundización en el simple conocimiento o interpretación, sino en la aplicación subjetiva de la Palabra de Dios (Efesios 3:17; Colosenses 3:16).
  1. A través de la palabra, Cristo habita en nuestro corazón. ¡Haga de esto una realidad en su vida! ¡Que Cristo habite en su corazón por la fe! Pero ¿cómo tener fe? ¡Oyendo la palabra! La fe y la palabra están siempre relacionadas entre sí (Efesios 3:17; Romanos 10:17).
  1. Dios obra de manera sobrenatural, transformando ambientes hostiles en cálidas celebraciones y despertando el gozo genuino en Su pueblo. (Juan 11:57, 12:13) (Alimento Diario, Libro 3, Semana 4, martes, pág. 60). 

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