CONFE. INTERNACIONAL – INMERSIÓN DINÁMICA (ABERTURA)

  1. La vida eterna es misteriosa y no tenemos forma de describirla. Ningún hombre es capaz de dar vida eterna a otros. La Palabra, que es el Hijo mismo de Dios, hizo todas las cosas, incluyendo el universo. Ella trajo a la existencia el mundo visible al traernos las cosas de la dimensión de Dios. Esa palabra por sí sola tiene mucho más poder que la elocuencia y la sabiduría humanas (Juan 1:1-3; Hebreos 11,3).
  1. Dios quiere dar vida al hombre. Por eso nos envió Su palabra, que es la propia vida eterna. Esta vida nos lleva a la esfera de la eternidad, la dimensión de Dios. La vida eterna nos da la capacidad de sustantificar las cosas de Dios por la fe. Para recibir la vida eterna, el hombre necesita recibir la Palabra, que es Cristo, el Enviado de Dios (Juan 1:4, 14).
  1. La palabra profética no está basada en la sabiduría humana, sino en el poder de Dios. Nuestra fe no se basa en el conocimiento y la sabiduría humana, sino en el poder de Dios para realizar Su obra, edificar la iglesia y tener lo que se necesita para Su regreso (1 Corintios 1:19-25; 2:1-5).

 

Deixe uma resposta

O seu endereço de e-mail não será publicado. Campos obrigatórios são marcados com *