CONFERENCIA INTERNACIONAL – Mensaje 10: ¡Lázaro, ven fuera!

Palabra ministrada por el Hno. Pedro Dong en la Conferencia Internacional, transmitido por el Instituto Vida para Todos, directamente desde el Auditorio Pérola en Sumaré – SP, el 14/02/2024. Texto no revisado por el autor.

Te animamos a ver el mensaje completo en el canal de Youtube del IVPT.

 

 

  1. En Juan 10, Jesús se presenta como el Buen Pastor, y Su intención es sacar a las ovejas del redil de la ley, el cual sirvió de ayo para conducir al pueblo de Israel hacia Él. Cuando llega Cristo, el Buen Pastor, es el momento de que las ovejas que estaban en el redil lo reciban, escuchando Su voz que las conduce a los pastos.

Juan. 10:27-30, 40-42

  1. Jesús vino a los suyos, pero los suyos no lo recibieron. Los líderes judíos y el pueblo en general no podían entender lo que Jesús hablaba y Lo persiguieron, incluso después de que Él hizo muchos milagros. Jesús dejó en claro que hizo todo lo posible para que los líderes judíos lo reconocieran como el enviado de Dios que sacaría las ovejas del redil. Pero eso no ocurrió.
  1. El hablar de Jesús estuvo dirigido a las ovejas que oían su voz (vs.27) y conocieron que Él era el verdadero Pastor que vino a dar Su vida por ellas. A partir de ese momento, después de la Fiesta de la Dedicación, los líderes judíos intentaron arrestarlo, y Él nuevamente se retiró y se fue al otro lado del Jordán. Esta retirada fue muy significativa porque representaba que Él hizo todo lo posible para que los judíos recibieran Su misión como el profeta enviado por Dios. Más allá del Jordán, muchos vinieron a Él y creyeron en Él (vs. 41-42).

Juan. 11:1-2; 1:28; Mateo 9:10-13; 9:35-36

  1. A partir del capítulo 11, Jesús busca las ovejas que quieren recibirlo para tener vida eterna. Vemos la historia de Lázaro, que estaba enfermo en Betania. Betania aquí es diferente de Betania en Juan 1:28, que estaba al este del Jordán, donde Juan el Bautista bautizó y donde Jesús se retiró tan pronto como salió del templo, en Juan 10:40. Betania, en Juan. 11:1, es una aldea al oeste del Jordán, situada en el Monte de los Olivos, a unos 3 kilómetros de Jerusalén.                                                                                                                                                                                                             
  2. Betania significa casa de miseria, casa de los pobres, casa de aflicción o casa de higos. Posiblemente esto indique que, como Jesús no fue bienvenido entre los líderes judíos, ni fue bien recibido en Jerusalén, se retiró de ellos para buscar a los pobres, a los miserables, a los afligidos, como el paralítico en el capítulo 5:5-9 y el hombre ciego de nacimiento en el capítulo 9:6- 7; ambos casos utilizados para la persecución por parte de los líderes judíos. Ninguno de nosotros tiene nada de qué enorgullecerse; ¡somos simplemente “un pecador que gracia ganó!” (Himno 174).
  1. Jesús tuvo un corazón misericordioso, compasivo (Mateo 9:35-36). El evangelio del reino vino para poner todas las cosas en orden, para encabezarnos. De allí viene la casa de la aflicción. La multitud estaba afligida. Cuando salimos a predicar el evangelio, encontramos personas angustiadas y exhaustas, que estaban a punto de quitarse la vida, cansadas de sufrir tanto. No somos de los que viven en casas cómodas, sin preocuparnos por las personas. Por eso, salimos a predicar el evangelio, con un corazón que se compadece de las personas, sentimientos que salen de nuestras entrañas (splagchnon). Aprendamos a aceptar el dolor de la gente, saber por lo que están pasando.
  1. En Betania había una familia de tres hermanos: Lázaro, Marta y María, quienes representan la vida de la Iglesia. El Señor fue rechazado por los judíos y ahora quería encontrar a Su rebaño: gente afligida y exhausta, pero que Lo amaba. Esta María, cuyo hermano estaba enfermo, fue la misma que ungió al Señor con perfume y secó sus pies con sus cabellos.

Marcos. 14:3-9

  1. Los discípulos se indignaron porque la mujer rompió un frasco de perfume de muy alto precio y lo derramó sobre la cabeza del Señor; ellos vieron esto como un desperdicio. Nuestro amor y lo que hacemos por el Señor nunca es en vano. De hecho, todo lo que hacemos no es suficiente para agradecerle por lo que hizo por nosotros. El perfume costaba 300 denarios, lo que representa el salario anual, ya que un denario era una buena paga por un día de trabajo.
  1. Necesitamos predicar el evangelio para ganar personas que tengan suficiente amor como para dedicar su tiempo y energía para el Señor. Si eres así, generarás personas como tú. Si eres indiferente, generarás personas así. Necesitamos generar más “Marías”, que amen al Señor y le consagren a Él la mejor parte. Derramar el bálsamo no es un desperdicio. El Señor nos sacó del sepulcro, del cautiverio, y ahora, como María, tenemos que darle lo mejor que tenemos. 

Juan. 12:1-3; 1 Corintios. 11:7, 15

  1. Esta mujer no sólo ungió la cabeza de Jesús, sino que también, con sus cabellos enjugó Sus pies. Normalmente, toda mujer valora su cabello, ya que es su gloria; son la mejor parte. Esta mujer se humilló a los pies de Jesús y usó su mejor parte, su cabello. ¿Tú, mujer, serías capaz de hacer esto? ¿Inclinarte hasta tal punto y enjugar los pies de un hombre con tu cabello? Mucha gente durante el Carnaval fue para la playa. Nosotros estamos aquí disfrutando del Señor en la conferencia. Algunos podrán decir: “¡Qué desperdicio!”, pero nosotros elegimos la mejor parte. 

Juan. 11:3-10

  1. Jesús ama a los suyos (vs. 5). Pero, aunque oyó que Lázaro estaba enfermo, no fue a Betania; Antes, se demoró dos días más en el lugar donde se encontraba. Él sabía que la resurrección sería para la gloria de Dios. Ella impactó la región de Judea. Después de este hecho, muchos creyeron en el Señor Jesús.                                                                                                                                                                                                       
  2. Jesús estaba al otro lado del Jordán y Lázaro estaba en Betania, cerca de Jerusalén. Para llegar a Betania, le tomaría unos días. En el momento en que decidió ir a Judea, les dijo a sus discípulos que Lázaro había muerto (vs. 11).

Juan 10:17-18

  1. Los discípulos advirtieron a Jesús que, durante la Fiesta de la Dedicación, los judíos querían apedrearlo (Juan 10:31). Como el Buen Pastor que da su vida por las ovejas, Él tendría que morir para realizar la redención y resucitar para, como el Espíritu, dar vida al hombre. Aunque sabía que los judíos estaban conspirando para quitarle la vida, Él sabía que sería en el momento en que Dios determinara. Por otro lado, dejó claro que nadie Le quitaría la vida, sino que Él la daría voluntariamente (Juan. 10:17-18). Jesús es la luz del mundo (Juan 8:12), mientras estuvo en la tierra era de día; cuando muriera sería de noche. Entonces, si los discípulos confiaban en Su palabra y lo seguían hasta Judea, no tropezarían porque estarían con la luz del mundo.

Juan 11:12-13; 1 Tesalonicenses 4:13-18

  1. Lázaro murió, y esto fue motivo de tristeza. Pablo aclaró a los tesalonicenses que no necesitaban entristecerse por los que duermen, como por los que no tienen esperanza. Si un ser querido creyó en Jesús y murió, simplemente duerme. En cuanto a nosotros, los que creemos en Jesús, cuando nuestro cuerpo físico muere, nuestro ser no termina; simplemente dormimos. Después de la muerte, iremos al Hades, a la parte de descanso (el paraíso), donde está Abraham, y no a la de tormento, a donde van los incrédulos. Por lo tanto, debemos predicarle a la mayor cantidad de personas posible para evitar que vayan a la parte de tormento.

Juan 11:15, 17-26; 1 Corintios 15:54-57

  1. Jesús y los discípulos estaban lejos cuando Lázaro murió, y el Señor se regocijó de que esta experiencia de resurrección los llevaría a creer en Él. Cuando llegaron a Betania, Lázaro ya llevaba 4 días sepultado. Muchos judíos también fueron allí para consolar a Marta y María. Marta salió al encuentro de Jesús y lo culpó por haber llegado tarde, porque, después de estar sepultado por 4 días, ya olía mal (vs. 39), y no había esperanza de recuperarlo.
  1. La respuesta de Marta al Señor (Juan 11:24) nos muestra que, en lugar de creer la palabra del Señor Jesús, todavía somos doctrinarios y nos gusta recitar versículos para demostrar que tenemos conocimiento bíblico. ¡Jesús es la resurrección misma! Es como si dijera: “No es que sólo tengo la capacidad de resucitar, sino que soy la resurrección, soy la vida misma”. La resurrección ya venció a la muerte.
  1. En cuanto nuestro cuerpo deje de funcionar, comenzará a descomponerse, pues es corruptible. Pero cuando el Señor regrese, tendremos un cuerpo revestido de incorruptibilidad. Este es nuestro futuro. Las naciones que sean consideradas ovejas (y no cabritos, según Mateo 25:31- 33), tanto en el milenio como en la Nueva Jerusalén, serán seres humanos, vivirán con un cuerpo humano físico. Pero nosotros, los que creemos en el Señor, cambiaremos nuestro cuerpo corruptible por un cuerpo inmortal. Será como el cuerpo en el que apareció el Señor Jesús después de la resurrección. Ya no era materia, un cuerpo físico, pero al mismo tiempo los discípulos podían palparlo (Juan 20:26-31).
  1. Cuando el Señor regrese, todos tendremos un cuerpo transfigurado. Nuestro cuerpo entonces no necesitará medio de transporte, ya que nos moveremos como el Señor después de la resurrección. La muerte tiene victoria mientras la vida humana continúe (vs. 55). Con su aguijón, el pecado, nos pinchó y el pecado entró en nosotros. El pecado ha contaminado al hombre y todos mueren. Pero la resurrección venció a la muerte.

Juan. 11:27-31; Efesios 1:19; 1 Tesalonicenses. 2:13

  1. Marta creía que Jesús era el Cristo, el Hijo de Dios que vendría al mundo, pero no que Jesús podría resucitar a Lázaro. Necesitamos creer la palabra, incluso si es imposible a nuestros ojos. La palabra tiene poder. Dios tiene poder y para Él nada es imposible. El poder de Dios es supremamente grande. Hoy, en la era de la Iglesia, Dios quiere actuar con su poder en nuestras vidas.                                                                                                                                                                                                                                              
  2. Podemos activar este poder creyendo. Nuestros adolescentes lo están provocando. Cuando salen a la calle, en su simplicidad, ellos creen, por eso vemos muchos milagros. La palabra obra eficazmente en los que creen. De ahora en adelante, vamos a activar el poder de Dios.

Juan. 11:32-35; Hebreos 4:15

  1. Jesús sabía que pronto, por el poder de Dios, Lázaro resucitaría. Entonces ¿por qué lloró? Jesús tuvo compasión de las multitudes angustiadas y exhaustas (Mateo 9:36), por por eso se compadeció de Marta y María, y de las personas allí. Jesús se compadece de nuestra situación. Como hombre, Él fue tentado a nuestra semejanza. Él conoce nuestras debilidades.

Juan. 11:36-43; Efesios 2:1-2, 4, 6

  1. ¿Cómo volvería a la vida Lázaro si su cuerpo ya se estaba descomponiendo (vs. 39)? El poder de Dios está mucho más allá de lo que podemos imaginar. Por tanto, no creamos en nuestra lógica, no queramos hacer la obra de Dios a través de la sabiduría humana. Necesitamos la palabra que tiene poder de Dios, creer en ella con sencillez, obedecerla y practicarla. Si continuamos por este camino, traeremos de regreso al Señor.
  1. Si creemos, veremos la gloria de Dios (vs. 40). Lo que el Señor ha hecho hasta ahora en medio de nosotros es sólo el comienzo. Veremos mucho más. Estábamos muertos en delitos y pecados. Si es difícil creer que Jesús pudiera resucitar a alguien que llevaba cuatro días muerto, ¡imagínate a nosotros que llevábamos mucho más tiempo muertos! Éramos controlados por la autoridad de las tinieblas, muertos y esclavizados sin ninguna libertad.
  1. Un día Jesús nos dijo: “¡Ven fuera!” Entonces salimos de la esfera de la muerte y nunca más estaremos bajo la esclavitud de la muerte y del pecado, de los principados y potestades. El Señor Jesús nos dio vida y fuimos salvos. Fuimos resucitados junto con Cristo y estamos sentados en lugares celestiales. No sólo fuimos resucitados, sino llevados al cielo. ¿Vemos esta realidad?

Efesios 4:8-12

  1. ¿Por qué Dios nos resucitó y nos hizo sentar en los lugares celestiales? Porque quiere usarnos para edificar la Iglesia. ¡Esto es agenda positiva! El Señor quiere desatar nuestras ataduras, quitar todo lo que nos ata y nos impide hacer Su obra. Él nos capacitará para hacer la obra de Dios. Cuando Jesús descendió a las regiones más bajas de la tierra, fue hasta allá para buscarnos. Estábamos allí con Lázaro, muertos en delitos y pecados. ¿Cómo llenará el Señor todas las cosas (vs. 10)? Él usará a cada uno de nosotros. Nos liberó de la muerte, nos ordenó quitarnos las vendas. Antes éramos cautivos y ahora nos llevó a las alturas y desde allí dio dones a los hombres. Él nos concedió a ti y a mí para edificar la Iglesia.

Efesios 2:10

  1. La palabra hechura en griego es poíema, pero también significa mano de obra especializada para la edificación de la casa de Dios. Dios nos resucitó y nos colocó en lugares celestiales. Él nos preparó y nos está preparando para buenas obras, que es la edificación de la Iglesia. Todo lo que ha sucedido en nuestras vidas es la preparación del Señor para este momento. Dios quiere usarnos para edificar la Iglesia

Juan 11:45-46

  1. Jesús dejó a los líderes judíos, que no querían creer en Él de ninguna forma, y se alejó de ellos para buscar a Sus ovejas. A partir de entonces, ganó un grupo de personas que Lo aman, creen en Su palabra, creen que Él es el enviado de Dios, quien hace la obra de Dios hasta el fin de los tiempos. ¡Tú y yo formaremos parte de ello!

 

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