INMERSIÓN DIARIA Jueves | M17. Nuestra vida está escondida con Cristo en Dios

  1. La serpiente, con su astucia, corrompió la mente de la mujer y la hizo dudar de la palabra de Dios (Génesis 3:1-6; 2 Corintios 11:3). A través de esta confusión de la mente, pudo atraerla a una alternativa que reemplazaría a Dios, el árbol del conocimiento del bien y del mal. Para ella, el hombre ya no necesita a Dios para vivir y, así, se desconectó de Él, la única Verdad del universo. De esta manera, el hombre está conectado con la nada, el vacío, la falsedad y la mentira.
  2. Jesucristo es Dios y es la Palabra. Él es la Palabra que estaba en el principio con Dios. En la traducción de la Biblia Judía completa para Filipenses 2:5-8, leemos: “Cristo, existiendo en forma de Dios, no consideró la igualdad con Dios como algo que mantuviera por fuerza, es decir, Él no se resistió a la humillación de ser hombre. Él no buscó mantenerse a la fuerza como Dios, sino que se despojó a sí mismo”. Esta forma de Dios no es la ‘figura’, la apariencia, sino la imagen del Dios invisible.
  3. Dios tiene Su sustancia y Cristo trajo el sello, la sustancia de Dios para grabar a Dios mismo dentro de nosotros. El fin de la obra de Dios es nuestra obediencia. Nos sumergimos en la palabra para que finalmente seamos obedientes.

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