- Así como fue con Moisés, Dios fortaleció las manos de Nehemías contra los ataques del enemigo. No necesitamos pelear, nuestra conversación es con Dios. Él es el que fortalece nuestras manos para la buena obra (Números 12:2; 16:1-35; Nehemías 6:1-19).
- ¡Defínase y posiciónese por el Señor! Los que tomaron posición levantaron los muros y asentaron las puertas. A partir de entonces, Jerusalén tendría el gobierno de Dios. ¡Es Dios quien hace la obra! (Nehemías 6:1-19; Deuteronomio 30:15-20).
- En la Iglesia no puede haber nada que albergue las intenciones del enemigo de Dios. Con la reconstrucción de los muros y el gobierno de Dios restablecido, todo debe fluir normalmente para traer al Señor y Su reino a la tierra y la Iglesia ser edificada (Nehemías 13:4-9).
- La vida de la Iglesia debe ser vivida en la realidad, para que estemos listos para formar un ejército y satisfacer la necesidad de Dios (Efesios 6:1-20) (Alimento Diario, Libro 2, Semana 4, domingo, pág. 70).