- Jesus Cristo es el tesoro al que tenemos acceso a través de la revelación de la Palabra. La palabra profética proviene de la revelación de Jesus Cristo y trae el tesoro a todos a través de Su canal, que sirve meramente como mensajero. Todos debemos aprender a transmitir el mensaje de Dios a todos los miembros del Cuerpo de Cristo. Así, Cristo gobierna a su iglesia, ésta prospera y avanza (Gálatas 1:11; Apocalipsis 1:1; 2 Timoteo 2:2).
- Necesitamos preservar dos cosas: la revelación de la palabra y el fuego del evangelio. En el momento en que la iglesia ya no tiene la revelación de la Palabra, la iglesia se detiene y se convierte en una mera religión muerta. Somos el Cuerpo vivo de Cristo. La iglesia no puede ser una iglesia de cuatro paredes, sino salir a la calle a predicar el evangelio. Si tenemos el vigor para predicar el evangelio, permaneceremos hasta la venida del Señor (Apocalipsis 3:10-11; Mateo 24:14).
- “Podemos experimentar y hacer la voluntad de Dios, que es salir a las calles a predicar el evangelio, rescatar a las personas, traerlas para su cuidado y edificar la iglesia. Dios quiere que seamos parte del ejército que lucha por el reino. Llegamos a comprender realmente lo que es la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios. Es por eso necesitamos amar la palabra. Si todos los miembros del Cuerpo practican esto, seremos un gran tejido de amor, entretejidos en amor. ¡Esto es la edificación de la iglesia!” (Alimento Diario, Libro 4, Semana 2, Domingo, pág. 39)