- Algunas personas critican la palabra profética porque trae la luz de la vida. Estos no quieren ser examinados, porque sus obras son malas y odian la luz. La palabra discierne los pensamientos y propósitos ocultos dentro de nosotros, que sólo Dios conoce (Juan 3:19-20; Hebreos 4:12).
- El mundo yace en el maligno y Dios quiere trasladarnos a Su reino de luz. Quien se ha acomodado como religioso, lucha contra la luz para no ser expuesto y está enojado con ella, por otro lado, quien practica la verdad, no teme a la luz. Las obras hechas en Dios no generan ningún temor. El que practica la verdad no tiene nada que ocultar (Colosenses 1:13; Juan 3:21).
- La palabra trae vida y luz. El objetivo final de Dios es llenar cada parte de nuestro ser con Su propia realidad. Así, Cristo podrá encabezar su iglesia y, a través de ella, ser la Cabeza sobre todas las cosas, cumpliendo la voluntad de Dios (Efesios 1:9-10).
- “A lo largo de los años, el hombre ha caído en una gran degradación, y hoy nos encontramos en los últimos tiempos. No hay nada más que esperar. Tenemos las herramientas al alcance de nuestras manos. Por lo tanto, con un corazón correcto y amor por la palabra profética, ella habitará abundantemente en nosotros y nos llevará a la práctica”. (Alimento Diario, Libro 6, Semana 3, Domingo, pág. 54).