- El hombre es terrenal, y en esta esfera no puede ver desde arriba. Pero Cristo vino de lo alto, Él está por encima de todo, ¡sigámoslo! Por eso Juan quiere llevarnos al cielo, en la misma esfera donde está el Señor. (Juan 3:31-36; 2 Corintios 10:4-6).
- Juan el Bautista realmente fue el más grande entre los nacidos de mujer, y fue usado grandemente por Dios para introducir al Rey del reino de los cielos. Pero el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él. Juan podría haberse convertido en miembro del reino de los cielos si hubiera seguido a Jesús (Mateo 11:11).
- ¡Gracias a Dios, hoy hacemos parte del reino de los cielos! Vivamos la vida de la iglesia con sencillez y pureza de corazón, sin permitir que nada la endurezca. No nos apeguemos al concepto y a la popularidad, solo somos siervos y canales del Señor, zarzas para contener el fuego que hará la obra de Dios (Éxodo 3:2; 2 Corintios 3:5).
- “La visión del Cuerpo de Cristo nos permite ver que somos miembros los unos de los otros, miembros orgánicos del Cuerpo, y que nuestra voluntad o intereses personales no importan, porque lo único que importa es el Cuerpo. Esta visión nos mantiene unidos, enfocados en un solo objetivo. Esto es algo sólido y real”. (Alimento Diario, Libro 3, Semana 8, domingo, p. 139).