- Todos pueden profetizar en la Iglesia. El Señor nos da un camino practico para eso por medio de la inmersión. Esa palabra, por ser el hablar fresco que viene de la boca de Dios, da luz a todos para profetizar y Dios puede hablar con todos por medio de Sus profetas (1 Corintios 14:24-25, 31).
- La palabra profética es dada a la Iglesia por el apóstol, todos oímos con diligencia, rumiamos, hacemos inmersión e inculcamos en nuestro corazón. Nuestros servicios en la Iglesia son pautados por estas palabras y ella hace la obra de Dios. El amor por la palabra da el terreno para Dios trabajar (Hechos 2:42-43 KJA).
- El funcionamiento del Cuerpo de Cristo exige que cada miembro ponga su don a funcionar. Aquel profeta que recibe la revelación directa de Dios debe ser fiel en transmitirla. Tanto los que enseñan como los que exhortan lo hacen en el ámbito de esa revelación y cada uno puede profetizar lo que ha recibido de Dios. (Romanos 12:6-8; 1 Corintios 14:26, 29, 31).
- Hasta la plenitud de los tiempos, hasta que la voluntad del Padre se cumpla plenamente, el Señor será nuestra compañía. ¡No estamos solos cuando predicamos el evangelio en las calles, sino que Cristo está con nosotros! Cuando servimos juntos para edificar la Iglesia, ¡el Señor está con nosotros! (Alimento Diario, Libro 1, semana 3, domingo, pág. 54).