INMERSIÓN DIARIA Domingo | Mens. 24 – Simón, pastorea mis ovejas

  1. La procedencia es el secreto, si no es de Dios y no proviene del Verdadero, entonces no es la verdad y no  hace  la obra de Dios. Las palabras dichas por el enviado ejecutan  la  obra  de  Dios. Seamos simples, amemos la palabra y creamos en ella (Juan 17:7-8; 14:10).
  1. No debemos confiar en nuestra propia habilidad, conocimiento o experiencias, sino más bien en la Palabra que procede de la boca de Dios, porque nuestra alma aún necesita ser santificada y llena de la verdad, y la Palabra de Dios es la verdad (Mateo 4:4; Juan 17:17; Efesios 4:17-24; 2 Corintios 3:4- 5).
  1. La profecía es un don de alguien que ha recibido revelación directa de Dios. Los profetas, que reciben la palabra de Dios, necesitan entregarla fielmente, sin dejar espacio en su corazón para el ego y el orgullo. Un maestro fiel enseña lo que el profeta habló (Apocalipsis 1:1; 2 Timoteo 2:1).
  1. Jesús no vino por su propia voluntad, sino en obediencia al Padre que lo había enviado (Juan 7:25- 29). El enviado por Dios no es libre de decir o hacer nada según su voluntad, sino que debe decir y hacer lo que Dios  quiere  (Alimento diario, Libro 1, Semana 2, Domingo, p. 37).

 

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