- La palabra de vida nos introduce en la comunión con el Padre y el Hijo. En esta comunión de vida sucede todo lo positivo, y Dios hace la obra a través del poder de su palabra, la cual nos es revelada a través de un siervo escogido por Él (1 Juan 1:1-3; Apocalipsis 1:1).
- Dios está obrando en la iglesia hoy, llenándola de verdad y santificándola con la palabra. El resultado es la iglesia como la plenitud de todo. Esto sucederá cuando Él pueda hacer esta obra en nosotros, convirtiéndonos en la iglesia de Filadelfia, un grupo de vencedores. Filadelfia no es una iglesia poderosa, pero es la que traerá el fin: ¡somos nosotros! (Efesios 1:9-10, Juan 17:17; Colosenses 3:11; 1Corintios 15:24-28; Apocalipsis 3:7-13)
- La justificación nos da vida, para que reinemos por medio de la vida. Estamos justificados para reinar. A través de la inmersión, Dios crea una raíz de amor y nos arraiga en Él. ¡Somos llenos de Cristo, de verdad, de gloria, de amor, más amor, más amor! Este amor nos abrazará, nos conectará con Dios y nos sumergirá en Dios.¡Nuestra vida sólo tiene sentido si vivimos para este propósito! (Romanos 5:18,20; Efesios 3:17)
- En nuestros días, al predicar el evangelio como canales que somos para que la vid dé fruto, sentimos tanta alegría que parece que la naturaleza aplaude y celebra con nosotros. Esta realidad de plena alegría demuestra que estamos cerca del fin. (Isaías 35:10; 55:12). (Alimento Diario, Libro 4, Semana 4, Domingo, página 70).
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