1.El Señor nos condujo de una manera muy orgánica, llevando a todos a no confiar en sí mismos, sino en el poder de la vida que está en la Palabra y en el Espíritu. Debemos llevar una vida tomando la cruz, aprendiendo a negar la vida de nuestra alma (Mateo 16:24-26; Juan 6:63).
2.Como hombres no somos nada, pero el Señor nos ha dado gran importancia, llevándonos a heredar el mundo venidero. Jesús fue coronado de gloria y honra; todas las cosas ya están sujetas a Él, y hoy Él nos está perfeccionando, para que también las cosas nos estén sujetas cuando seamos encabezados por Cristo. Así podremos reinar en el mundo venidero (Hebreos 2:5-10).
3.El gran legado que recibimos del ministerio del hermano Dong Yu Lan fue la manera orgánica en que lideró la obra del Señor; él no siguió patrones convencionales o tradicionales, sino que hizo innovaciones bajo la dirección del Espíritu, buscando siempre resultados prácticos para el avance de la obra del Señor (Juan 3:8; Rom 7:6; 2 Corintios 3:6).
4.Somos el brazo del Señor en la tierra porque creemos que es Él quien hace la obra a través de nosotros. Obedecemos el comando, la orden que Dios da, cumpliéndola y practicándola, y Él nos llevará a la eternidad (Juan 13:17) (Alimento Diario, Libro 4, Semana 1, Domingo, pág. 20).
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