1.Es importante tener no solo la apariencia de un buen comportamiento, sino también una onducta honesta y temerosa ante Dios. Es mejor temer desagradar al Señor que desagradar a los hombres. Vivamos bajo el temor del Señor (1 Pedro 3:1-2).
2.Este es el orden establecido: Dios es la Cabeza de Cristo; Cristo, Cabeza de todo hombre; y el hombre, la cabeza de la mujer. ¡Seguir este camino es una bendición! (1 Corintios 11:3-15).
3.La verdadera belleza está en el hombre interior del corazón, con el adorno incorruptible de un espíritu manso y tranquilo, que es de gran valor ante Dios. El hombre interior del corazón tiene el espíritu humano, donde habita el Espíritu de Dios, que gobierna, a través de la conciencia, las tres partes del alma: mente, emoción y voluntad. Bajo el comando del hombre interior tenemos discernimiento acerca de cómo comportarnos (1 Pedro 3:3-4; proverbios 20:27; Romanos 8:16; 1 Tesalonicenses 5:23).
4.La forma de cuidar nuestro corazón es comprometernos con la palabra, es decir, practicarla,predicando el evangelio y abandonando la vida de las apariencias. Esto significa obedecer la palabra que el Señor nos ha dispensado continuamente (El que tiene oído, oiga. Lecciones de Sardis en Apocalipsis, los Antecedentes I, p. 25).
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