- En los lugares donde la gracia no nos alcanza, la misericordia nos busca para que seamos salvos por la gracia de Dios. Pablo era blasfemo, perseguidor e insolente. En ese estado, sólo podría lograrlo por la misericordia de Dios. Estábamos en una condición tan miserable que Dios tuvo que recurrir a Su misericordia, que se origina en Su amor por nosotros (1 Pedro 1:3; 1 Timoteo 1:13-14; Efesios 2:4-5).
- “Regenerar” significa “nacer de nuevo”. Este verbo, en griego, es una acción que concluyó de una vez por todas. Cuando Cristo resucitó de entre los muertos, en principio, ya nos engendró por el Espíritu. Esto indica que nacimos de nuevo en el momento en que Él resucitó, sin embargo, solo obtuvimos esta experiencia cuando creímos en el Señor Jesús. Es decir, el nuevo nacimiento que experimentamos cuando creímos ya había tenido lugar en la resurrección de Cristo (1 Pedro 1:3; Juan 3:5-7).
- Así como una mujer olvida todo su dolor después de dar a luz a un niño, después de tanto sufrimiento, Jesús resucitó y se abrió una esperanza nueva y viva para toda la humanidad, para todos los que creen en Él. En resurrección Dios glorificó a Jesús y lo hizo Señor y Cristo, el Espíritu de verdad, el otro Consolador, para entrar en los discípulos y darles la vida del Padre (Juan 20:1-5,11-22).
- En Colosenses leemos que la gloria no sólo tiene poder, sino que también tiene fuerza. Esta fuerza realiza el trabajo en nosotros. Por lo tanto la gloria no es meramente un esplendor decorativo y brillante, sino que tiene una fuerza que obra para introducir al hombre en la gloria de Dios (Colosenses 1:11) (Alimento Diario, Libro 6, Semana 1, lunes, pág. 8).
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