- Dios quiere salvar al hombre a través de la palabra de vida, que es el evangelio que ha llegado a nosotros. Todos los que creemos en la palabra de verdad, hemos recibido la vida de Dios dentro de nosotros y hemos sido introducidos inmediatamente a la comunión de vida (1 Juan 1:1-3).
- Somos peregrinos en esta tierra, caminando hacia la patria celestial. Por lo tanto, no estamos aquí para acumular riquezas, sino para cumplir la voluntad de Dios (1 Pedro 1:17; Hebreos 11:8-9).
- No debemos poner nuestra esperanza en la vida terrena, sino en la gracia que se nos está siendo revelada en Jesucristo. Nuestra esperanza está viva, pues hemos sido resucitados con Cristo y llevados a las regiones celestiales (1 Pedro 1:13; Efesios 2:6).
- Necesitamos presentarnos a Dios como siervos constituidos de la palabra de verdad. Tengamos siempre temor a oponernos a la voluntad de Dios y dañar Su obra (Juan 19:4-11) (Alimento Diario, Libro 6, Semana 2, miércoles, p. 30)