101Dios no quiere nada que provenga de nuestra carne. La Iglesia necesita ejecutar la palabra del Señor. No podemos actuar de acuerdo con nuestras opiniones naturales e impulsos personales; más bien, cumplamos fielmente la palabra de Dios (1 Samuel 15:1-11).
2. Los siervos deben ser sumisos al Señor. Para cooperar en el establecimiento del reino de Dios en la Tierra, ¡debemos obedecer plenamente Su palabra! La posición de sumisión debe mantenerse, porque es el Señor quien concederá la liberación.
3. Jesús se despojó y se humilló a sí mismo, tornándose hombre, y obedeció en todas las cosas al Padre, hasta la muerte en la cruz. Esta es la actitud que debemos tener. Somos siervos los unos de los otros, siervos de las personas en las calles, que necesitan recibir el evangelio. Un siervo no trabaja para obtener reconocimiento; todo lo que sabe es servir al Señor (Filipenses 2:5-8).
4. “El Señor revela la verdadera misión de la Iglesia: ser la extensión de Jesús, con el mismo espíritu y enfoque en hacer la voluntad de Dios y cuidar el rebaño del Señor. Él sabe que en nosotros hay competencia entre la preocupación por nuestro sustento y el trabajo de hacer la voluntad de Dios” (Alimento Diario, Libro 6, Semana 4, viernes, pág. 65).
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