- Jesús fue levantado en la cruz por nuestros pecados, pero Él mismo no tenía pecado. Así como la serpiente de bronce tenía la semejanza de la serpiente pero no su veneno, Cristo tenía la semejanza de la carne de pecado, pero no el pecado. Tenemos la naturaleza del pecado y la cruz es para tratar con esa naturaleza, nuestro viejo hombre (Romanos 6:6; 8:3; Juan 3:14-15).
- El bronce, usado para forjar la serpiente en el desierto, simboliza el juicio de Dios. Cristo fue juzgado por Dios, haciendo ofrenda por el pecado en favor nuestro. La voluntad del Padre es hecha en Cristo. Por eso, a través de aquellos que son guiados por el Espíritu hoy, la voluntad de Dios prospera (Hebreos 7:26-27; 9:12).
- La serpiente era el animal más astuto. Astuta y sutil, ella actúa de una manera sinuosa, para colocar duda en nuestra mente. Así, engañó a Eva, a Adán y a toda la humanidad, que perdió su sencillez y pureza. No caigamos en la trampa de dudar de lo que Dios habla (Génesis 3:1; 2 Corintios 11:3).
- A medida que nos mantengamos actualizados con el hablar de Dios, tendremos una buena palabra para edificación. No es seguir el propio concepto, sino sumergirse en la palabra y dejarse guiar por el Espíritu. (Alimento Diario, Libro 6, Semana 3, jueves, pág. 48).