- Jesús no hizo muchos milagros en Nazaret, debido a la incredulidad de los que estaban allí. Los hombres miran las circunstancias con ojos humanos. La visión natural limita la obra de Dios. Necesitamos creer con sencillez en la Palabra y así ella realizará la obra de Dios. El Señor puede hacer la obra por medio de aquellos que son sencillos (Mateo 13:53-58; Marcos 6:1-6).
- Las personas necesitaban ver las señales que Jesús hacía para que creyeran en Él. Es mejor creer en la Palabra, que esperar a que los milagros acontezcan, y solo creer después de eso. La naturaleza humana no es confiable. Si usted cree solamente después de las señales, usted no es confiable. Es mejor tener la sencillez de creer en la palabra profética, que es confirmada por las señales que vienen con ella (Juan 2:23- 25).
- Cuando Jesús fue a las bodas en Caná, la palabra fue hasta ellos. No tiene sentido tener un vivir cristiano religioso aburrido y sin alegría. Ser sencillos y hacer todo de acuerdo con la palabra del Señor, cambia nuestra vida cristiana y nos lleva de un vivir religioso y aburrido a un vivir lleno de satisfacción, vida y alegría. (Juan 2:5).
- “Nuestro Dios es único, pero, para dispensar Sus riquezas al hombre, es necesario que el Padre sea la fuente, el origen del amor, el manantial de amor; y que el Hijo sea Su conductor, Aquel que hace a Dios, que es amor, accesible al hombre. (…) Por último, el Espíritu Santo es la comunión, el transmisor” (2 Corintios 3:13) (El que tiene oído, oiga! – Lecciones de Pérgamo y Tiatira, página 42)