- La palabra de Cristo es la verdad misma que constituye la realidad de Dios en nosotros. Cuanto más cerca estés de la Palabra, menos vulnerable serás y no serás engañado por todo viento de doctrina. Así pues, sigamos de cerca la palabra de Cristo (Efesios 2:5-6; 4:11-14).
- Dios glorificó a Jesús en Su resurrección. Él era el Hijo unigénito de Dios, pero se convirtió en el Hijo primogénito de Dios como hombre. Nosotros somos los muchos hijos de Dios, porque el Hijo primogénito abrió esa puerta para llevarnos al Padre (Juan 7:37-39; Hechos 3:13-15; Hebreos 5:5; Hechos 13:32-34).
- El objetivo de la muerte y resurrección de Cristo es llevarnos al Padre, por medio de este camino que es Jesús (Juan 14:1-10; Hebreos 2:9-10).
- Aunque enfrentemos muchas luchas por el reino y luchas interiores, el Señor desea que vivamos una vida de fiesta, enriquecida por sumergirnos en Su Palabra, la cual realiza la obra de Dios en nosotros (Alimento diario, Libro 4, semana 1, jueves, pág. 15).