- El Hijo está en el Padre y el Padre está en el Hijo. ¡Ellos son uno! Esta conexión orgánica y misteriosa es incomprensible para la lógica humana. Pero un día, ésta será también nuestra realidad: ¡seremos uno con el Padre y el Hijo! (Juan 10:30; 17:21-24).
- El Padre hace Sus obras por medio del Hijo, que habla las palabras del Padre. Si es difícil creer en las palabras de Jesús como enviado de Dios, al menos creamos en ellas por las señales y las obras realizadas a través de Su palabra. Hoy el Señor continúa ejecutando Su obra entre nosotros y muchos todavía no creen. Debemos creer, al menos en las muchas señales y milagros realizados entre nosotros por la palabra (Juan 14:7-11).
- Necesitamos creer en el YO SOY. Él trae a la existencia lo que no existe. Él es increado y el sinónimo mismo de la existencia. Él es la verdad misma (Juan 8:24-28; 14:6; 1:18; 1 Pedro 1:8; Colosenses 1:15).
- El alcance del río de la gracia del Hijo de Dios es extraordinario. Rompe todas las barreras, supera todos los obstáculos (Efesios 1:3) (Alimento diario, libro 5, semana 1, jueves, pág. 14).