- El agua, en el evangelio de Juan, representa el Espíritu. Sabemos que el agua se filtra fácilmente por cualquier grieta en un edificio. Entonces, si haces espacio en tu ser, esta agua, que es el Espíritu, entrará y te dará vida y verdad. ¡Cree en este hecho! (Juan 7:37-39, Juan 19:35).
- Dios es como un manantial profundo de aguas vivas, lleno de la verdad, que es Su esencia. Pero Él todavía estaba confinado e inaccesible al hombre. Entonces Cristo vino a la tierra como una fuente de agua para vida eterna. Después de Su muerte y resurrección, Jesús se convirtió en el Espíritu de verdad, llegando a nosotros como un arroyo de agua viva (Deuteronomio 9, Juan 4:13-14).
- La resurrección de Jesús nos trajo una nueva esperanza, una nueva semana, un nuevo comienzo, una nueva creación. Ahora la voluntad de Dios puede cumplirse en el hombre. Dios está lleno de esperanza. ¿Y tú también estás lleno de esperanza? ¡Yo estoy! (Juan 20:1, 2 Corintios 5:14,15, Efesios 1:9-10).
- Creemos que el enviado de Dios trae la palabra de dirección a las Iglesias y que esa palabra en su totalidad hará la obra de Dios. El gobierno de Dios se establece en la Iglesia a través de la palabra profética, y hemos sido testigos de milagros que suceden entre nosotros debido a esa palabra (Alimento Diario, Libro 1, semana 1, jueves, pág.14).