- A medida que practicamos la inmersión de manera consistente y tomamos notas de la palabra profética repetidamente, huimos de la apariencia espiritual, la verdad es depositada en nosotros y vivimos la realidad del reino. Sólo cuando estamos llenos de Cristo, la realidad misma, podemos llegar al Padre santo y verdadero (Juan 14:6)
- Necesitamos el poder que hay en la palabra de Dios para apartarnos de la degradación y eliminar la falsedad. Dejemos que Cristo encabece nuestro corazón y plante en nosotros raíces de amor, porque toda la obra de Dios se basa en el amor, el cual sólo se puede entender con todos los santos. Así, la Iglesia será la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo (Efesios 1:22-23; 3:17-19).
- La Reforma Protestante restableció el acceso a la Biblia y la justificación por la fe como verdad fundamental. A pesar de esto, no hubo avances significativos, pues era necesario restablecer el gobierno de Dios en la Iglesia para la restauración de la función de los miembros del Cuerpo de Cristo como organismo vivo (Romanos 12:5-8; 1 Corintios 12:27).
- Debemos reconocer que todavía estamos llenos de conocimiento bíblico y recitamos versículos, y esto nos vuelve doctrinales, pero no podemos experimentar el poder que realmente hay en la Palabra (Juan 5:39-40). (Alimento Diario, Libro 3, Semana 2, jueves, página 32)