1.Nuestra misión, nuestro ADN, es predicar el evangelio del reino a toda la tierra habitada. Somos un pequeño rebaño, pero al Padre le agradó darnos Su reino. Hoy hay una gran necesidad de trabajadores en el reino, y para ello podemos consagrar un tiempo al CEPEV. ¿Usted quiere ser un misionero? (Lucas 12:32; Mateo 9:37-38; Mateo 24:14)
2.Cada uno de nosotros debe ser animado a convertirse en un inversionista del reino, contribuyendo para que la obra del Señor tenga recursos para avanzar, ya que no puede detenerse. ¡Conquistemos la tierra para el Señor! (Lucas 8:1-3; Mateo 6:24).
3.Si el apóstol es abandonado, es porque durante algún tiempo no ha existido amor ni aprecio por la palabra. Esta fue una de las razones de la degradación de la iglesia (2 Timoteo 1:15; 4:16).
4.Fuimos liberados con el objetivo de edificar la iglesia. Este es un privilegio. Por tanto, invirtamos nuestro tiempo, celo y compromiso en esta obra, pero no olvidemos nuestro corazón ni nuestras vestiduras, es decir, nuestras acciones (1 Corintios 9:16-17) (Alimento Diario, Libro 4, Semana 1, Jueves, pág. 14).