- El Evangelio de Juan comienza con la Palabra – el Verbo. En la eternidad pasada, Dios ya había hecho de Su Hijo la Palabra. Cristo es la Palabra, incluso antes de la creación (Juan 1:1-2).
- Dios desea comunicarse con la creación, comenzando por nosotros. El hombre fue hecho a imagen y semejanza de Dios para comunicarse con Él, a fin de recibir Sus inescrutables riquezas. Cristo es la Palabra, que indica la voluntad de Dios de comunicarse, es decir, de transmitir Su vida al hombre (Génesis 1:26; Juan 1:3-4).
- La vida de Dios es el contenido de la Palabra. Para transmitir esta vida, Dios, primeramente, creó todas las cosas. Así, el Verbo se hizo carne, un día la Palabra se hizo hombre y, como tal, vivió, murió en la cruz y, para nuestra redención, derramó sangre y agua. El agua representa el dispensar de la vida de Dios a nosotros, a través de la Palabra, con el fin de generar la Iglesia. (Juan 1:14, 19:34).
- Incluso después de haber engendrado a la Iglesia, el Señor continúa supliéndonos con Su vida por un vehículo, que es la Palabra, produciendo así la edificación del Cuerpo de Cristo (Juan 1:48-51).