- Los escritos de Juan son conclusivos y nos llevan hacia un plano diferente. La preocupación del apóstol es llevarnos a ver las cosas de lo alto, de la dimensión espiritual; a tener visión de águila (Juan 1,1).
- El ministerio de Juan nos transporta hacia la dimensión espiritual, donde habita Dios, en la cual vemos que hay una puerta abierta en el cielo, y Dios nos invita a todos: “sube acá”. (Apocalipsis 4:1).
- El Evangelio de Juan revela que Jesús es Dios. Está simbolizado por un águila, la cual ve todo desde el cielo y representa a Dios. El evangelio de Mateo revela al Señor como el Rey del reino de los cielos, el León de la tribu de Judá. En Marcos es representado por un buey y presenta a Jesús como el siervo de Dios y de los hombres, que no reclama nada para sí. Lucas muestra al Señor como el hombre perfecto, capaz de realizar la obra de Dios. Debemos contemplar la Biblia desde la dimensión del cielo (Ezequiel 1:5-10; Apocalipsis 4:6- 7).
- “Toda revelación de Dios proviene de Su palabra constante (logos), nada fuera de la Biblia. La palabra profética es una palabra para satisfacer una necesidad actual, con el fin de producir algo para Dios en ese momento concreto. Todos estamos aquí para cumplir los mandatos del Señor”. (Alimento Diario, Libro 5, Semana 4, Lunes, pág. 59).