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- La razón del Señor en estar usando a los adolescentes hoy es la sencillez, la obediencia y la práctica de la palabra profética. Ellos hacen la transcripción, la inmersión en la Palabra y salen a las calles predicando el evangelio del reino. Fueron contagiados por las Siete Antorchas de Fuego, los Siete Espíritus de Dios que recorren toda la tierra. Ellos son nuestro modelo de sencillez (1 Timoteo 4:12; 1 Corintios 11:2-3).
- A medida que los años pasan, podemos perder la sencillez y pureza debidas a Cristo. No podemos ser cuestionadores en cuanto a la palabra que viene de Dios. Cuando identificamos la palabra de Dios, debemos ser como un niño, ser sencillos, dejando todo cuestionamiento de lado. Toda Palabra del Señor es una orden para Su pueblo y siempre que la cumplimos, recibimos bendición (Mateo 18:3; Proverbios 29:18, KJA).
- La mayoría de los adultos, incluso después de que el Señor ha hecho tanto en sus vidas, no aprendieron a confiar en el Señor y a ser sencillos como los adolescentes. ¡Pero todavía hay esperanza para nosotros! Podemos entrar en la buena tierra si somos como Josué y Caleb. Con sencillez y pureza en el corazón, vamos a confiar en la palabra profética y seremos como ellos y entraremos en la buena tierra de Canaán (Deuteronomio 1:34-39).
- “Llegamos a ver que, si vivimos por fe, creyendo la palabra con sencillez y obediencia, esta ópera y hace la obra de Dios. La inmersión en la palabra abre la puerta de nuestra mente para que Cristo fluya a nuestro corazón. Esto es palpable y concreto en la esfera de la fe”. (Alimento Diario, Libro 4, Semana 2, lunes, pág. 26)
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