- La voluntad de Dios es que Cristo sea Cabeza sobre todas las cosas, tanto las de los cielos como las de la tierra. Así que, todo lo que ocurre en nuestra vida personal, familiar, social y de Iglesia, debe estar de acuerdo con Su voluntad (Efesios 1:9-10, 22-23).
- La Iglesia no es una organización humana o religiosa. La Iglesia es el Cuerpo de Cristo, ella es un organismo vivo. Para que Cristo sea la Cabeza de la Iglesia, Él primero debe llenarla con Su vida, para que ella llegue a ser la plenitud de Aquel que todo lo llena en todas las cosas (Efesios 1:22-23; Colosenses 1:18).
- Cuando cada miembro del Cuerpo esté lleno de Cristo hasta Su plenitud, la Iglesia estará lista para cooperar con Dios en el propósito de hacer a Cristo la Cabeza sobre todas las cosas, tanto en las del cielo como en las de la tierra (Efesios 1:22-23; 5:18-19; Colosenses 2:18).
- “A través de la luz que proviene de la palabra, es posible reconocer que Dios es la esencia de la existencia de todas las cosas y que el Hijo sustenta todas las cosas por la palabra de Su poder. Por lo tanto sólo Dios, cuando Cristo encabeza nuestras vidas y la Iglesia, es capaz de hacer Su obra y cumplir Su propósito eterno” (Efesios 1:9-10) (Alimento Diario, Libro 2, Semana 1, lunes, p. 7).