- Somos un pequeño rebaño, no tenemos mucha fuerza, pero el Señor nos ha bendecido en la obra de predicar el evangelio del Reino y conquistar la tierra para Él. ¡Alabado sea Dios! (Lc 12:32; Ap 3:7-8; Dt 11:24-25).
- Necesitamos inculcar la palabra de Dios a nuestros hijos desde la niñez, para que se genere en ellos un espíritu misionero que los lleve a predicar el evangelio a las personas (2 Tim 3:14-15; Dt 6:5-7; Lucas 2:41- 52).
- La Iglesia no puede quedarse solo con la revelación pasada de la palabra. Dios siempre tiene nueva luz para darnos en Su palabra. Y, cuando Dios revela Su palabra a la Iglesia, es deber de ella realizar Su voluntad (Mt 4:4; 7:23; Heb 1:1-2; 4:12; Ef 1:9-10, 17; Sal 119: 105; Juan 8:12).
- El Evangelio de Juan nos revela que el Verbo es el Hijo de Dios, que conduce y transmite a Dios mismo al hombre (Juan 1:1-14) (Alimento Diario, Libro 6, Semana 1, lunes, p. 7).