1.La primera carta de Juan es una continuación de su evangelio; su evangelio nos revela que, al creer en Jesús, el hombre recibe la vida de Dios, y su primera carta revela que los creyentes participan de la comunión divina para la edificación del Cuerpo de Cristo. (Juan 1:1; 1 Juan 1:1).
2.Dios desea dar Su vida al hombre, para que pueda someter y gobernar la Tierra a través de la vida divina. Pero Dios es el único que posee la inmortalidad, habita en una luz inaccesible y ningún hombre Lo ha visto, porque Él es invisible. Siendo ese el caso, ¿cómo es posible que el hombre tenga acceso a la vida de Dios, que Lo palpe o que Lo contemple? A través de Su palabra. (Juan 1:18; 1 Timoteo 1:17; 6:16; 1 Juan 1:1).
3.Dios es triuno: Padre, Hijo y Espíritu. El Padre, que habita en una luz inaccesible, envió a Su Hijo Jesucristo, que es la propia Palabra, para ser un hombre, y luego Se hizo accesible a los hombres para darles la vida eterna. Cuando Jesús murió, el Padre lo resucitó, y Él se convirtió en el Espíritu de verdad que puede entrar en todo aquel que cree en Él. ¡Qué milagro! Hoy, a través de la predicación del evangelio de salvación, todo el que cree recibe la vida eterna, nace de Dios. (Juan 3:16).
4.A Él, como el Verbo que se encarnó y vivió entre nosotros lleno de gracia y de verdad, le correspondía sufrir por nosotros. […] Jesús, después de Su muerte, fue resucitado por Dios y se convirtió en el Espíritu de verdad, el Espíritu Santo, que está en todos los que lo hemos recibido. (Juan 1:14; 14:17.) (Alimento diario, Libro 5, Semana 1, Lunes, p. 7).
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