INMERSIÓN DIARIA Martes | M.01 Los Valdenses – Una Visión de Águila

  1. Necesitamos cada vez más de realidad como miembros del Cuerpo de Cristo: un organismo vivo, cuyos miembros cooperan entre sí, con amor mutuo y complicidad, con vistas a la conclusión de esta era. No somos parte de una entidad religiosa, sino miembros del mismo Cuerpo. Amamos a los miembros porque amamos al Cuerpo. Sin competencia o envidia, nos apoyamos unos a otros para que la edificación se complete (1 Corintios 12:12-27).                                                                
  2. Hasta el día de Pentecostés, la palabra de Dios fue llevada directamente a los hombres por medio de Jesús, y de esta manera la obra de Dios era realizada. Después de Su muerte y resurrección, Jesús continuó siendo reconocido por los discípulos por Su hablar poderoso, que hacía arder los corazones. ¡Incluso hoy la presencia de Jesús está en su hablar! (Lucas 24:32-35; Hechos 1:3).                                                      
  3. En el día de Pentecostés, el Espíritu Santo fue derramado sobre los galileos que estaban presentes, que pasaron a ser parte del Cuerpo de Cristo. La iglesia fue engendrada, y entonces Jesús comenzó a hablar a través de Sus discípulos, liderados por Pedro en el ministerio de la palabra (Hechos 2:1-4, 14; 10:44).                         
  4. “¡La casa de Dios es la puerta del cielo, y usted está en la casa de Dios! Perciba que en la iglesia podemos comunicarnos directamente con los cielos. Realmente debemos buscar las cosas de arriba y pensar en las cosas de arriba. ¡Y ya tenemos la escalera, Cristo, que hace la comunicación, porque Él es el conector de la tierra con los cielos!” (Alimento Diario, Libro 3, Semana 1, martes).

 

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