INMERSIÓN DIARIA Martes | M.06 . La vida es la luz de los hombres

  1. Dios no nos da la luz como un simple conjunto de reglas de conducta. ¡Él nos da la luz que está en la vida! La vida de Dios es luz y la ganamos cuando, por la inmersión, ella circula entre nosotros.(Juan 1:1-4;1 Juan 1:1-2).
  1. Cristo es la Palabra de vida. Por la comunión de los apóstoles fuimos conectados al Padre y al Hijo. Fuimos, así, introducidos en la luz y hoy no vivimos más en las tinieblas y en el pecado, sino que andamos en verdad y en amor. Esta luz no es solo la luz del mundo, sino también la luz de la vida. La luz de la vida nos trae la luz de la gloria de Cristo y entre más esa luz circula entre nosotros, somos transformados de gloria en gloria (Juan 1:1-4; 1 Juan 1:1-10; 2 Corintios 3:18).
  1. Jesús es Dios mismo visitándonos como el sol que raya en las alturas. Cuando Cristo vino, las lumbreras del cuarto día de la creación también vinieron: el sol, la luna y las estrellas. La luna es la Iglesia. Ella depende del sol para iluminar la noche. Las estrellas son los mensajeros que transmiten fielmente la Palabra. ¡Hoy, todo está listo! Es el momento en que la luz de la vida actúe en nosotros y entre nosotros. No permanezca solo en la luz del primer día, haciendo de la Biblia un simple conjunto de reglas de conducta, sino ven a la luz del cuarto día, la luz de la vida, ¡y viva la realidad de Cristo! (Lucas 1:76-79; Génesis 1:14-18; Juan 8:12).
  1. En cualquier momento, podemos hacer la inmersión en la Palabra, ya sea orando con nuestro cónyuge, con nuestros hijos o en el ambiente de trabajo. Esta práctica cambiará todo el ambiente que nos rodea. Al servir con los hermanos en la iglesia, en vez de tratar solo asuntos técnicos, ¡hagamos la inmersión y permanezcamos en el espíritu! (Alimento diario, Libro 6, Semana 2, martes, p. 94).

 

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