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INMERSIÓN DIARIA Martes | M08. Carta a la iglesia en Sardis
La iglesia en Filadelfia tiene poca fuerza. Pero hoy, en el tiempo final, el Señor envió a Sus siete Espíritus, que hacen referencia al Espíritu en su plenitud, en su fuerza total y poder infinito. Después de estos diecinueve siglos de degradación el Espíritu está actuando con Su máxima intensidad para completar esta era. Tenemos el privilegio de presenciar el inicio de este momento. (Apocalipsis 3:1; 4:5).
Nuestro Señor, también tiene en Su mano, las siete estrellas, que son los ángeles de las siete iglesias, sus Dios hace Su obra en la iglesia por medio de Sus siete Espíritus y las siete estrellas. No por líderes capaces, llenos de conocimiento bíblico, sino por los fieles mensajeros de Dios. Quién hace la obra es el mensaje de Dios, Su palabra. Somos solo mensajeros y, cuanto más fieles somos como mensajeros, Dios puede apresurar Su obra aún más. (Apocalipsis 3:1; 2 Timoteo 2:2; 1 Timoteo 1:3-4).
Dios gobierna Su pueblo por medio de Su Palabra. Y para tener la palabra que gobierna a la iglesia, Dios necesita de un mensajero, un canal, que no vemos en Sardis. Ellos no prestaron atención al gobierno de la iglesia, por eso no tenían el recipiente adecuado para recibir la luz de toda la revelación restaurada. (Éxodo 19:4; Apocalipsis 1:1).
“La fe tiene que estar siempre relacionada con lo que Dios Por eso la palabra de la fe que predicamos produce fe en los corazones de los que la oyen, los cuales, al confesar a Jesús como su Señor, son salvos. Nuestra fe no es abstracta, sino respaldada por la Palabra. Ella es quien acciona la fuerza del poder de Dios para realizar la obra de edificación en la iglesia. Podemos trabajar en el descanso del Señor porque de Él es la fuerza, y no nuestra (2 Crónicas 20: 12a). ¡Aleluya!” (Alimento Diario, Libro 3, Semana 4, martes, pág. 61).