- En la última cena, un momento de intimidad con Sus discípulos, Jesús nos dio una lección de humildad, enseñándonos que somos servidores los unos de los otros (Juan 13:1-20).
- Después de que Judas, el traidor, abandonara la cena, Jesús pudo abrir las últimas palabras de su corazón a los once discípulos: Él moriría, resucitaría y se tornaría el Espíritu para entrar en aquellos que creen en Él, formando así Su Cuerpo, que es edificado como lugar de habitación eterna de Dios (Juan 13:21-30; 14:1-31).
- La primera sección del evangelio de Juan (capítulos del 1 al 13) muestra la necesidad de que Dios, como vida eterna, habite en el hombre. La segunda sección (capítulos del 14 al 21) indica que el hombre será introducido en Dios. Habitaremos en el Padre, pues Dios es nuestro lugar de habitación (Juan 3:16.36; 5:24; 6:40; 14:1-6).
- La estructura religiosa promueve una cultura de envidia, una búsqueda de posición. Toda oposición al liderazgo en la Iglesia está impulsada por la envidia, que ciega a la gente y la llena de maldad (Hechos 17:1-5, 10-14) (Alimento Diario, Libro 5, semana 1, martes, pág. 9).