1.La transformación en nuestras vidas es una señal de que estamos siendo llenos por Cristo en realidad y Él está morando en nuestros corazones a través de nuestra fe en la palabra. Para encabezar todas las cosas, Jesús primero debe encabezar Su iglesia, y para hacerlo, primero debe tomar nuestros corazones (Efesios 3:17-19; Colosenses 3:16; Deuteronomio 6:6-7).
2.En Su resurrección, Cristo nos liberó del pecado y fue exaltado sobre todos los cielos para llenar todas las cosas, ¡y nos elevó juntamente con Él! Dios nos creó para que Él pueda edificar la iglesia y hacer que Cristo encabece todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra, a través de nosotros. (Efesios 4:7-16).
3.Esta es la razón de nuestra existencia: la edificación del Cuerpo de Cristo por el funcionamiento de todos los miembros y la provisión del amor divino, produciendo la morada de Dios en el espíritu, un tejido de amor. Cuando eso suceda, la iglesia será usada para que Cristo encabece todas las cosas, ¡y Él regresará! (Efesios 1:22-23; 2:21-22; 4:15-16; Colosenses 3:14).
4.”Si no nos mantenemos firmes en la luz de la palabra de Dios para estar constantemente limpios, y en el corazón de cualquiera de nosotros hay insatisfacción, ambición e intereses privados en la obra del Señor, resultará en traición. Si alguno de nosotros todavía codicia una posición o interés particular en la obra del Señor, un día se convertirá en un traidor” (Alimento diario, Libro 4, Semana 2, martes, p. 24).
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