1.En la iglesia no existe una jerarquía ni una clase especializada en la palabra, mientras que los demás son simplemente laicos que no entienden nada de servir al Señor. Todos somos servidores, no tenemos títulos y sólo nos tratamos como hermanos (Mateos 23:8).
2.La palabra de Dios es la que hace la obra de Dios. Nosotros tomamos esa palabra para que Dios pueda ejecutar Su voluntad entre nosotros. Por la comunión de la enseñanza de los apóstoles la iglesia prosigue. (Hechos 2:42; Isaías 55:10-11).
3.La Biblia es la palabra logos, la palabra constante del Señor. Aún así, Dios usa esa palabra constante y nos habla una palabra rhema en el momento que necesitamos de ella. Siempre hay una palabra dinámica que sale como agua que fluye constantemente o como luz del sol que brilla sobre nosotros en cada momento, de una manera siempre nueva (Mateo 4:4; Juan 6:63).
4.Nunca nos dejemos influenciar por la apariencia de las personas cuando predican el evangelio o cuando ministran un mensaje. Busquemos primero conocer el contenido, el contenido de la palabra que sale del interior de un siervo de Dios. (Jeremías 17:10; Juan 2:24-25) (Alimento Diario, Libro 4, Semana 1, martes, pág. 9).
¿Sabías que también tenemos la inmersión para niños? Haz clic aquí para hacerlo con tu niño: INMERSIÓN PARA NIÑOS