- Nuestras preguntas sobre la elección de Dios nos quitan la sencillez y nos impiden obedecer Su palabra que viene por el canal elegido por Él (Números 12:1-16; 2 Corintios 11:3).
- Si no creemos, como algunos del pueblo de Israel que murmuraron en el desierto, volveremos a la esclavitud de Egipto. Pero si creemos en la palabra, entraremos en la buena tierra que Dios nos ha prometido (Números 12:1-2; 14:1-12, 21-31, 16:12-14, 28).
- Cuando despreciamos la palabra, no despreciamos al profeta, sino al Señor mismo que habla por él (Números 12:1-16; 14:1-12, 21-31, 16:12-14, 28; Lucas 13: 34,35).
- Estar involucrados en la voluntad de Dios trae la bendición del Señor sobre nuestra casa. Y esa bendición restaura nuestra satisfacción y felicidad (Deuteronomio 30:19) (Alimento Diario, Libro 3, Semana 4, miércoles, pág. 62).